En un nuevo y contundente movimiento dentro de la guerra tecnológica global, el regulador del ciberespacio de China anunció a inicios de septiembre la prohibición a gigantes como Alibaba, Byte Dance y otras empresas estratégicas de adquirir los chips RTX Pro 6000D de Nvidia, considerados esenciales para el entrenamiento de modelos avanzados de inteligencia artificial. La medida, que forma parte de un plan más amplio de autosuficiencia tecnológica, busca reducir la dependencia de componentes extranjeros y proteger la seguridad nacional ante las crecientes tensiones comerciales y geopolíticas con Estados Unidos.
Los RTX Pro 6000D son procesadores de alto rendimiento diseñados para cargas de trabajo en IA y centros de datos, cuya capacidad de cómputo los convierte en piezas clave para el desarrollo de aplicaciones de lenguaje natural, visión artificial y análisis masivo de datos. Expertos señalan que la decisión del gobierno chino podría generar un impacto inmediato en los proyectos de IA de empresas privadas, que verán limitada su capacidad de acceder a hardware de última generación, pero a mediano plazo incentivará la creación de una industria local de semiconductores más competitiva, en línea con las políticas de “hecho en China” que Pekín impulsa desde hace años.
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