Vasos sanguíneos impresos
El investigador Anthony Attala, de Instituto Wake Forest de Medicina Regenerativa de Carolina del Norte, publicó en Nature en 2017 un nuevo sistema para mantener vivos los tejidos creados en el laboratorio y facilitar la vascularización una vez se utilizaran como bioincubadoras. Attala utilizó una técnica de microimpresión que le permitió crear una especie de microcanales con los que pudo inducir la creación de vasos sanguíneos necesarios para hacer llegar los nutrientes y el oxígeno que necesitan las células para desarrollarse.
A partir de células humanas cultivadas en el laboratorio, construyó también una oreja que modeló con bioimpresión e implantó en un ratón consiguiendo la formación de vasos sanguíneos e incluso de un incipiente tejido nervioso.
FOTO: ISTOCK
Cartílago y huesos impresos en 3D
Mercedes Balcells, del Instituto Químico de Sarrià y del MIT, utiliza la bioimpresora para crear pabellones auditivos con cartílago cultivado en el laboratorio. Ha creado orejas de conejos y ya está trabajando en moldear orejas con cartílago cultivado en el laboratorio a partir de material celular humano.
La investigadora Nieves Cubo, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, se vale de la impresión en 3D para depositar células cultivadas sobre cuadrículas de polímero. Las células absorben el polímero y generan hueso o cartílago en la forma deseada para crear prótesis personalizadas a partir de tejido formado con material genético del propio paciente.
Así, en un futuro no muy lejano, la impresión en 3D permitirá crear prótesis óseas a partir de tejido formado con material genético del propio paciente, abriendo un nuevo camino de posibilidades en la medicina.
– Angel Sanchez Rodriguez 4ºE