Todos sabemos que en la Antártida se llevan a cabo múltiples investigaciones científicas, pues allí se esconde una base minera muy especial. Su nombre es IceCube y tiene como finalidad encontrar partículas cósmicas fantasmas.
En la Estación Amundsen-Scott en la Antártida, también conocida como el Observatorio de Neutrinos IceCube se detectaron neutrinos, partículas subatómicas difíciles de observar que provenían de fuera de la Vía Láctea.
El observatorio IceCube es un avanzado observatorio astronómico enterrado en el corazón de la Antártida aprovechando que la pureza de este hielo es tal que es totalmente transparente, permitiendo así detectar y capturar los neutrinos de una forma más eficiente que sería imposible en cualquier otro lugar del planeta.
La tarea de detectar neutrinos de altas energías es tan complicada que ni siquiera instalaciones tan avanzadas como el Gran Colisionador de Hadrones del CERN pueden generarlos. En la última década, gracias al uso de inteligencia artificial, IceCube ha logrado aislar 750 neutrinos provenientes de eventos cósmicos como supernovas y nebulosas de viento de púlsar dentro de nuestra galaxia.
Además, IceCube se dedica a la captura de destellos de luz azul, conocidos como radiación Cherenkov, un fenómeno que sucede cuando las partículas viajan a través de un medio como el agua o el hielo a velocidades superiores a la de la luz en ese medio.
Cristina Sancho Salomón 4ºD