El plan más ambicioso de Sam Altman podría verse frustrado por la guerra comercial entre China y Estados Unidos. El creador de ChatGPT quiere levantar entre cinco y siete billones de dólares, lo que equivale a cuatro veces el Producto Interior Bruto (PIB) de España,para construir cientos de fábricas de chips por todo el mundo. Sin embargo, no podrá hacerlo sin el beneplácito de la Casa Blanca. Antes que nada, su increíble proyecto tiene que pasar el filtro de seguridad estadounidense.
EEUU lleva años inmerso en una guerra comercial con China y una parte de la disputa ha oscilado en torno a los semiconductores. Sin embargo, Oriente Medio también está siendo foco del escrutinio regulador, ya que la Casa Blanca quiere evitar que, desde allí, los procesadores acaben llegando a su rival asiático. De hecho, Altman está buscando la colaboración del fondo soberano de Emiratos Árabes Unidos, ADQ, lo que podría generar recelos.
En octubre, la administración estadounidense reforzó los controles de exportación a China mediante un mayor control a países como Emiratos Árabes Unidos o Arabia Saudí, en el intento de que no sean una parada intermedia en el destino de los chips nacionales a China. Por eso, los vendedores de procesadores necesitan licencia para exportar sus productos a ciertos países de Oriente Medio.
Por eso, si los planes de Altman ya eran muy ambiciosos, la posición de EEUU supone añadir una importante dificultad a su proyecto. No sería de extrañar que levantara restricciones por motivos de seguridad nacional o que necesitase pasar antes varias investigaciones del Departamento de Inversiones Extranjeras.
El emprendedor no deja de insistir en que se requieren de muchos más medios para evitar la escasez de procesadores. Sin ellos, su creación, ChatGPT, no podría avanzar y la inteligencia artificial encontraría trabas en su desarrollo.
Fernando Juez Pozo- 4º D