Los avances en computación cuántica tenían un problema: su aplicación a problemas reales no parecía sencilla
Un nuevo algoritmo desarrollado por Google ha demostrado que este tipo de sistemas ya tienen aplicaciones prácticas
Google ha dado un paso notable en el campo de la computación cuántica con un nuevo algoritmo llamado Quantom Echoes. Dicho algoritmo ha sido capaz de demostrar por primera vez una "ventaja cuántica práctica y verificable" que hace que su computador cuántico deje en ridículo a los grandes supercomputadores actuales.
13.000 veces más rápido que un supercomputador. El nuevo algoritmo, llamado Quantum Echoes ("Ecos Cuánticos") ha permitido demostrar que una computadora cuántica —basada en el chip cuántico Willow de Google—  ejecuta con éxito un algoritmo verificable que supera la capacidad de los grandes supercomputadores actuales. Así, esa computadora logró ejecutar ese algoritmo 13.000 veces más rápido que el mejor supercomputador clásico actual al ejecutar un código similar.
"Verificabilidad cuántica". La supercomputadora cuántica de Google resolvió el problema en poco más de dos horas, cuando en el segundo supercomputador más potente del mundo, Frontier, le hubiera llevado 3,2 años.Pero es que además lo hizo de forma verificable: el resultado se puede repetir en la propia computadora cuántica o en cualquier otra de calibre similar.
Ecos cuánticos. El algoritmo se asemeja a un eco avanzado: se envía una señal al sistema cuántico, se perturba un qubit y luego se invierte con precisión la evolución de la señal para "escuchar" el eco resultante. Ese eco es especial porque se amplifica por interferencia constructiva, un fenómeno cuántico donde las ondas se suman para hacerse más fuertes, loque permite medir de forma precisa este fecto. El algoritmo permite modelar la estructura de sistemas en la naturaleza, desde moléculas hasta agujeros negros.
Un logro con mucho premio Nobel detrás. El hito se basa en décadas de investigación en este ámbito, incluyendo la llevada a cabo por el recién galardonado con el Premio Nobel, Michel H. Devoret, que forma parte del equipo de Google. Junto a sus colegas John M. Martinis y John Clark sentó las bases de este avance en la universidad de California en Berkeley a mediados de la década de 1980.