La tecnología láser, que alguna vez nos pareció cosa de Jedi y galaxias lejanas, se ha convertido en una herramienta revolucionaria en la medicina moderna. Desde su invención en 1960, ha ganado terreno en áreas como la oftalmología, la odontología, la cirugía de próstata, el tratamiento de hemorroides y hasta en la medicina estética. Su uso permite realizar intervenciones menos invasivas, casi sin hemorragia, una recuperación más rápida y una precisión quirúrgica que parece sacada de la ciencia ficción. También se utiliza para rejuvenecer la piel, eliminar manchas, y corregir problemas visuales sin bisturí, transformando el láser en una varita mágica clínica.
Además, en el campo de la investigación oncológica, científicos del CSIC han desarrollado microdispositivos láser capaces de distinguir células sanas de tumores a gran velocidad, mejorando el diagnóstico del cáncer. Así, este haz de luz que alguna vez fue puro espectáculo cinematográfico, hoy salva vidas, alivia síntomas, cura con precisión milimétrica y da un nuevo brillo a la medicina cotidiana.
Miguel Gómez García 1ºL