La tecnología alimentaria avanza con la digitalización, el Internet de las Cosas y el Big Data, mejorando la fabricación, seguridad y personalización de los productos. La micro y nanoencapsulación protegen sustancias bioactivas y optimizan la conservación, mientras que la imagen química permite analizar la composición en tiempo real para un mejor control de calidad.
Nuevos métodos, como el uso de bacteriófagos y la presión en los procesos, refuerzan la seguridad y eficiencia alimentaria. La proteómica facilita la detección de contaminantes y la alimentación personalizada, y los envases activos con propiedades antimicrobianas y antioxidantes prolongan la vida útil de los alimentos.
Miguel Gómez García 1ºL